INICIO
A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

martes, 17 de febrero de 2009

ENCUENTRO TEOSÓFICO LUSO - ESPAÑOL



Hola todas y todos

Hoy quiero publicitar el Encuentro Teosófico luso-español, que busca unir a los hablantes de la lengua portuguesa y los hablantes de lengua española, así como darle un impulso grande a la actividad teosófica en el continente americano. Por supuesto los hablantes de otros idiomas también son bienvenidos.

La sede del Encuentro será Brasilia. Todo el mes de Julio del 2009 estará lleno de actividades teosóficas en la sede de La Sociedad Teosófica, así como en el Paraiso na terra (Paraiso en la tierra), sede campestre del Instituto Teosófico de Brasilia, lugar en el que se llevarán a cabo la mayoría de los eventos.


La programación principal incluye las siguientes actividades:

1- Encuentro luso-español. Del 15 al 19 de Julio. Cuyo tema principal será La Teosofía en el Siglo XXI.
2- Encuntro de Jóvenes luso-español. 20 y 21 de Julio.
3- Escuela Internacional de Teosofía, dirigida por Ed Abdill, Pablo Sender y Juliana Cesano. Del 22 al 26 de Julio.


Próximamente, estará disponible la información de hospedaje, valores y demás. Para mayores informes contactarse con La Sociedad Teosófica del Brasil. http://www.sociedadeteosofica.org.br/

Todos estamos invitados a compartir experiencias a profundizar nuestros conocimientos y a buscar las formas de hacer que la comprensión humana se expanda.

Dos fotos del lugar maravilloso en que nos encontraremos en Brasilia.

Juan Guillermo

DIA DE ADYAR


Hola amigos, os comparto esta poesía de Christmas Humprheys dedicada a Adyar, la sede mundial de La Sociedad Teosófica. Decidí dejarla en inglés, porque siempre es riesgoso traducir poesía. Que sea en conmemoración al Día de Adyar, celebrado todos los 17 de Febrero.

ADYAR

Por Christmas Humphreys

Here where the world ends, and has beginning,
Here where the sunlight-spring of all our minds
Has birth again, and new beginning
The seeker finds.


Here there is body's peace, and the heart's uprising,
Here the illumined minds of other men
Are beacons on a mountain peak uprising
Beyond our ken.


Here there is quiet, and the world about us,
Here there is wisdom foolish men must know.
The earth is dumb with suffering about us,
And I must go.




domingo, 15 de febrero de 2009

LA RELIGIÓN DE LA COMPASIÓN



Rukmini Devi, tomado de ‘Selección Teosófica’, junio de 1.965

Todos más o menos pensamos que muchas guerras y querellas se podrían evitar con solo que el resto del mundo escuchara y siguiera exactamente ‘lo que yo digo’. Creemos que el mundo gira en torno a nosotros. Y por eso el Señor Buda, movido por su gran amor a la humanidad y su deseo de solucionar los problemas del mundo, descubrió que al fin y al cabo estamos sufriendo sólo porque nos hacemos sufrir, porque hay tantísimo de ese elemento del yo que nos hace desear tantas cosas para nosotros mismos. También sabía Él que no bastaba con que Él diera su enseñanza y nosotros dijéramos, ‘La acepto y por tanto soy feliz’. Aceptar una enseñanza no nos hace felices. Lo que nos hace felices es vivirla. Más aún, comprenderla, experimentarla, y por último dejarla que nos inunde no como viniendo de alguien, aunque este alguien sea un gran individuo, como el Señor Buda, sino como que viene de nuestros corazones y mentes para irradiar desde ellos. Pues lo que damos es más importante que lo que se nos da. Por eso hizo Él aquella recomendación contundente, que es la más bella de todas: ‘Sed lámparas de vosotros mismos’. O sea que no aceptemos las cosas simplemente porque Él las dice, sino sólo porque sabemos que así son, porque comprendemos.

Si estudiamos las vidas de los grandes Instructores, veremos que ninguno de Ellos fue exactamente un líder religioso, ni el fundador de una religión, sino que cada Instructor nos ha dicho que debemos ser sinceros, ser nosotros mismos, ser individuos veraces y leales, y eso es todo.

El espíritu religioso es el espíritu de crecimiento, de creatividad, de profundo sentimiento de gran aspiración. Es el espíritu de un magnífico sentido de unidad, no porque pensemos que la unidad es una cosa bella sino porque sentimos la unidad. Así podemos ver que ninguna religión ha nacido de una filosofía, sino que la filosofía nació de vivir la religión. Pero a veces nos contentamos con estudiar las enseñanzas y nos olvidamos de vivirlas. Pensamos en la ciencia de una religión, pero olvidamos el espíritu y el corazón de la religión, que es lo más importante pues está en el corazón del individuo. Ni siquiera un gran Instructor podría poner en nuestros corazones algo que no estuviera ya en ellos; Él lo estimula, puede rodearnos de una gran atmósfera de inspiración que nos eleva, nos ennoblece y da un toque creador a nuestras vidas.

La palabra ciencia es muy atrayente para todo el mundo. Todos piensan que la ciencia es una cosa maravillosa, porque los científicos han producido infinidad de cosas: pero francamente, yo no soy admiradora de esta era científica. Prefiero una era en la que la gente sea simplemente humana, y me parece que la gente que piensa demasiado en la ciencia no es tan humana como pudiera serlo; eso no quiere decir que todos los científicos son inhumanos. Sé que quienes son muy grandes son a la vez mente y corazón, y especialmente corazón, pero la mayoría de la gente es más mente que corazón. Y por eso tenemos en esta era moderna un gran culto a la ciencia, como a una nueva religión. Pero en realidad la verdadera religión no es meramente ciencia, sino primero y por encima de todo es sentimiento.

El ser humano es en realidad más emoción que mente, aunque el reino humano aparece como inteligente y capaz de pensar y de producir tantas cosas notables por medio de la mente. La mente puede producir muchas cosas, pero es el sentimiento el que sabe qué debe producirse y cómo. Y al oír eso creo que el sentimiento es lo que más debe recibir nuestra consideración. Nuestras mentes están atestadas de ideas y hechos porque queremos exhibir nuestra habilidad, no sólo mental sino de la lengua.

Si realmente queremos construir una fraternidad humana, tenemos que hacer una cosa nada más: reeducarnos. Tenemos que empezar por aprender la base de la espiritualidad, que es el sentir rectamente, que es lo que más falta nos hace en la educación moderna.

En las religiones, pero con especial énfasis en la religión Hindú, se dice que ‘No hay religión superior a la Verdad’. Muchos han dicho que la religión Hindú representa la Verdad, pero que la religión Budista va más allá de la Verdad y representa el Sentimiento, la Compasión. Mas yo les pregunto: ¿Son los Hindúes más veraces, o son los Budistas más compasivos? Lo que importa no es lo que una religión acentúa, sino si comprendemos qué es la compasión, qué es la verdad. Todo instructor religioso ha hecho énfasis en la compasión, y yo personalmente creo que no hay religión que esté por encima de la compasión. Si sentimos compasión, automáticamente nace la fraternidad, y nace la Verdad, porque fraternidad es Verdad, y compasión es Verdad; porque si vivimos en lo real, si somos naturales, nuestro corazón ama a todas las criaturas y pueblos, y nuestra simpatía es realmente simpatía.

Me causa sorpresa la manera como muchos vivimos; podemos hablar, escribir, ganar el sustento, vivir cómodamente, pero lo triste en todo eso es que cerramos los ojos y los oídos al sufrimiento que nos rodea. Escuchamos a los que pueden hablar, pero no queremos escuchar a los que no pueden hablar. Cuán pocos son los que se dan cuenta de que el problema de nuestra felicidad depende de ser conscientes del sufrimiento que hay en torno nuestro. Yo les recomendaría abrir los ojos, y entonces descubrirían un campo muy grande y maravilloso para una nueva actividad a la que podrían entregarse de todo corazón, que acrecentaría en ellos el espíritu de fraternidad.

El Señor Buda decía que hay dos cosas que son las más importantes: amistad y compasión. ¿Por qué? Creo que porque no puede haber compasión sin amistad. La verdadera amistad viene de dentro, y una vez que nace se extiende a todos como resultado de un verdadero sentimiento y simpatía y comprensión. Y este aspecto creo que es el más importante de la religión; sin él no hay religión, ni movimiento fraternal o filosófico o espiritual. Se dice que el Señor Buda jamás pronunció una sola palabra dura o áspera en toda su vida, y que su enseñanza giraba enteramente en torno a un pensamiento, la piedad. La piedad era la causa raíz de su enseñanza. Por piedad se buscaba, y de esa búsqueda venía el conocimiento. Cuando el conocimiento no viene como resultado de un sentimiento de piedad, de compasión, ¿qué bien puede hacer?

Lo que los hombres necesitamos no es sino una cosa: ser humanos. Poner en práctica nuestros ideales de amor universal, de universalidad, de unidad. Esto, para mí, es religión, es Teosofía.


EL CIUDADANO Y EL ESTADO


Radha Burnier, ‘The Theosophist’, mayo del 2.000



Se dice que en los Estados Unidos dos millones de personas están ahora en las cárceles; muchas de ellas han sido apresadas por infracciones bajo efectos de las drogas, no por actos violentos. Las cárceles privatizadas están haciendo un buen negocio; lo mismo que los traficantes en drogas. Pero la causa raíz de la propagación de la adicción no parece que esté recibiendo atención. En Holanda, por otro lado, los adictos a la droga están teniendo una buena época debido a las nuevas políticas del Estado que buscan parar la actividad subterránea. Los adictos están afluyendo a esta ‘capital de la droga’ en Europa. La prohibición de los burdeles en Holanda también se ha levantado supuestamente para mejorar la salud y la seguridad. Globalmente la prostitución organizada ha crecido de modo que no tiene precedentes, con la ayuda de la nueva información tecnológica. Millones de niñas y jóvenes de los países más pobres han sido llevadas por la mafia y reclutadas con engaño o por la fuerza en lo que ahora se llama la ‘industria del sexo’.

Estos ejemplos deben cuestionarnos sobre el propósito del Estado. El profesor K.P. Mukerji, en su libro El Estado (TPH Adyar), señala que incluso bajo la constitución más democrática, el Estado es capaz de legalizar ilegalidades.

¿La legalización reduce el sufrimiento y la degradación envuelta en la industria del sexo o de la adicción a la droga? ¿No tiene el Estado la obligación de ayudar a sus ciudadanos a alcanzar niveles morales más altos y elevar la calidad de la civilización? ¿Indudablemente no debiera ser el Estado sólo una organización gigantesca para facilitar la vida material sino el elevador de la mente y del comportamiento humanos?

Mucho se ha escrito y dicho acerca del papel del Estado desde los más antiguos tiempos de Manú y de Platón hasta ahora, incluyendo su responsabilidad para mantener un orden moral e incluso fomentar el estudio y la investigación espiritual. Hemos permitido que el mundo se enferme, porque, como señaló Annie Besant, hemos hecho del Estado y de la gente entidades opuestas que ‘están en una condición de tregua vigilante y armada’. El terreno se ha hecho fértil para el conflicto entre los explotadores y los explotados, y se está ampliando la brecha entre el extremo lujo y la extrema pobreza. El que haya o no haya una constitución democrática, parece que difícilmente produce una diferencia. Incluso en las así llamadas democracias, en donde una cierta libertad se supone que existe para el ciudadano para que crezca estética, intelectual, moral y espiritualmente, hay muchas clases de opresión.

El Estado renuncia a su responsabilidad cuando las condiciones sociales y morales conducen a la violencia, a la explotación, a la crueldad organizada y a otros síntomas de decadencia. También fallan los ciudadanos para asegurar su propio bienestar y el de los demás, cuando ignoran y suprimen su conciencia y su deber moral por causa del confort y los placeres. El verdadero Estado Benefactor no complace meramente las necesidades físicas, sino debe estar preocupado por el desarrollo moral y espiritual de todas las gentes. La mutua relación entre los ciudadanos y el Estado debe estar basada en el reconocimiento de la unidad de la vida y la realización de que ‘si una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo siente el daño’. Como declara el Profesor Mukerji: ‘Los aspectos intelectuales, socio-morales y espirituales de nuestra vida deben integrarse en una visión sintética de la vida, y sólo entonces tendremos una filosofía política válida.’ De tal manera que la Teosofía no está desconectada de la ciencia política y de las políticas.

Desafortunadamente hoy en día la sociedad presiona a sus ciudadanos para que sean despiadadamente ambiciosos, y los ciudadanos conspiran con su egoísmo para que el Estado sea una máquina tiránica. Se necesita una nueva conciencia para transformar la relación entre los ciudadanos y el Estado dentro de un orden sano basado en principios morales y espirituales, y no en el logro de poder.

BIENESTAR DE LOS ANIMALES


Preethi Muthiah, ‘The Theosophist’, Julio de 2000


Mahatma Gandhi dijo: ‘La grandeza de una nación puede juzgarse por el modo en que trata a sus animales.’ Uno puede preguntarse qué tiene que ver el tratamiento de los animales con los asuntos humanos y el estado de las naciones, pero en la medida en que ahondamos en el tema nos damos cuenta de su importancia. Los miembros de la Sociedad Teosófica saben que toda vida procede de la esencia o conciencia Divina una, que duerme en el mineral, sueña en el vegetal, está despierta en el animal, y se hace auto-consciente en el hombre. Todo surge de la misma fuente y todo retornará a ella. Los reinos inferiores son por esto los precursores de la futura humanidad, y la humanidad es un avance de los reinos inferiores.

Sin embargo, muchos de nosotros somos crueles con nuestros hermanos menores, los animales. Cada día millones de ellos son explotados, torturados y matados por alimento, salud, moda, entretenimiento y religión. Como dijo George Bernard Shaw: ‘Mientras seamos los sepulcros vivientes de las bestias asesinadas, cómo podemos esperar condiciones ideales sobre la tierra.’ Miles de animales se matan cada día por alimento aunque investigaciones muestran que una dieta vegetariana lleva a una vida más sana, libre de enfermedades cardiacas, cáncer, obesidad, etc., y de problemas sicológicos como agresión, hostilidad, depresión, lujuria y enfermedades sico-somáticas.

Como si esto no fuera suficiente, también matamos animales por las fruslerías de la moda. Millares son cazados, torturados y matados por sus pieles, glándulas, huesos, colmillos, y casi todas las partes de su cuerpo para abastecer a la gente de joyerías, calzado o cosméticos. En efecto, la industria de los cosméticos es causante de la mayor perpetración de crímenes sobre los animales. No sólo usan productos con base animal como materia prima, sino que experimentan con ellos para asegurar la conveniencia de sus productos para nuestro uso.

No hay ninguna diferencia en el campo de el entretenimiento. Se entrena a los animales bajo tratamientos inhumanos de castigo para hacerlos actuar en forma que nos parece graciosa y excitante.

Casi todo aspecto de la vida humana se degrada por nuestra crueldad con los animales. ¿Es necesario todo esto? Investigaciones anatómicas muestran que los sistemas dental, salival y digestivo del hombre son semejantes a los de otros animales vegetarianos como el cordero y la vaca, y sin embargo insistimos en una dieta carnívora en nombre de la salud, la fuerza, la moda, y, extrañamente, de la religión. La literatura de la Sociedad Teosófica afirma que ninguna religión que predique la crueldad y la violencia es religión, y esto es lo más censurable cuando se dirige contra nuestros indefensos hermanos animales.

¿Por qué tenemos que torturar y matar a nuestros hermanos animales por seda, cueros, perlas, pieles, etc.? Si el hombre es ciertamente un ser pensante y racional, entonces ¿por qué explota y lleva a la extinción a las mismas criaturas de las cuales dependen su propia vida y su futuro?

Sicológica y teosóficamente hablando, sabemos que lo que vemos en el mundo que nos rodea es sólo una manifestación de los que somos internamente. Por tanto para reconstruir y vivir en un mundo mejor, necesitamos comenzar en nuestro interior, con nuestras relaciones con nosotros mismos y con los que nos rodean. Sólo cuando cambiemos internamente es que podremos tener esperanza de crear un mundo mejor afuera.

Si examinamos el porqué de nuestro comportamiento, nos damos cuenta de que en el proceso de lo que se ha llamado progreso hemos olvidado el arte de vivir. Lo que llamamos ‘amor’ es a menudo mero egoísmo vestido en prendas de deseo. En la búsqueda de ganar más el hombre se ha desviado de su centro y del sendero del recto vivir, lo cual implica no causar ningún daño a ninguna criatura viviente. El amor no se basa en la ley de dar y tomar; es un profundo sentimiento que abarca todo lo que existe. Fluye hacia todo con lo que se encuentra, como la luz del sol. Como casi todos los grandes instructores del mundo han dicho, el Amor no pone condiciones.

Cuando miramos más adelante, también nos damos cuenta de que en nuestra relación con nosotros mismos muy a menudo falta el amor. Creemos que el amor es un sentimiento placentero que conduce a lindas cosas que se dicen o se hacen. Pero el lenguaje del corazón es muchas veces doloroso porque se basa en la verdad. ¡En efecto es el dolor el que le da significación al placer! En la medida en que crecemos aprendemos, desafortunadamente, a ocultar partes de nosotros que encontramos penosas y desagradables, y así gradualmente nos volvemos más y más insensibles a nuestras propias necesidades y eventualmente a las de los demás. Condicionamos nuestro amor a lo que recibimos.

Todo esto hace que el futuro del hombre parezca desolado. Pero dejemos que hable el corazón, porque estamos evolucionando. Lo que hemos olvidado puede reaprenderse y nuestros errores de aprendizaje pueden corregirse. Necesitamos usar nuestros sentidos más eficiente y diligentemente, en lugar de pasar por la vida en forma descuidada y negligente. Necesitamos abrir las puertas de nuestro corazón para derrumbar los muros que hemos construido a nuestro alrededor y experimentar la vida en su totalidad, sin ocultar nada.

Los animales que torturamos nos enseñan muchas valiosas lecciones ¾ tales como ser leales, no pedir nada, nutrirse, cuidarse, y vivir en armonía. Ellos dan un buen ejemplo de amor incondicional, como los niños. Desafortunadamente perdemos esa bella cualidad a medida que vamos creciendo. Imitando estas cualidades el hombre llegará a ser un canal para el Plan Divino que ordena que todas las criaturas vivan en armonía e indañabilidad, respetando las vidas de los demás, y amando y enriqueciendo todo lo que vive.