No olvidemos nunca que otro mundo es posible. Un mundo sin guerras, sin bloqueos criminales, sin hambre, sin pobreza extrema, sin usura, sin Guantánamos, sin armas nucleares, sin sueños ni actitudes imperiales, sin el egoísmo demencial y suicida en que nos encontramos. Un mundo con trabajo justamente remunerado, con techo, salud, educación, alimentos y agua limpia al alcance de todos y todas, es un mundo que podremos lograr si nos lo proponemos seriamente."
Por su parte la resolución mencionada dice: "..La Asamblea General ha declarado el año 2009 como el Año Internacional de la Reconciliación. Ha reconocido la urgencia y la necesidad de un proceso de reconciliación, sobre todo en aquellas regiones y países del mundo que han sufrido o siguen sufriendo situaciones de conflicto y donde la sociedad en sus facetas y aspectos múltiples internos, nacionales e internacionales es amenazada, agredida y dividida…"
Visto que Naciones Unidas tiene como principal tarea el mantenimiento de la paz mundial es entendible que cuando hable de reconciliación lo haga con miras al tema de la paz, especialmente al tema de la resolución, aminoramiento o transformación de los conflictos violentos expresados en choques entre seres humanos armados. Sin embargo, y tal vez como agregado al énfasis de la ONU, también es necesario llamar la atención sobre la importancia de la reconciliación individual, de cada persona consigo misma y con su entorno más cercano, el ámbito familiar, de las amistades y laboral, en el cual se expresan continuamente las semillas de los grandes conflictos.
Si hay fragmentación interna, hay violencia en la persona, que se expresa en el mundo que vive y en sus relaciones. ¿Qué esperar entonces del mundo donde todos estamos luchando por conseguir algo que creemos está afuera en algún lado? Tiene que ser un valle de lágrimas de competencia desaforada en donde el humano y la humana fragmentados se devoran unos a otros en justificiaciones irreconciliables que los respaldan en su locura.
La reconciliación con nosotros mismos es fundamental para dar inicio al proceso de transformación hacia la paz interior, no solo hacia la paz como ausencia de conflictos, sino a la paz como condición inalterable del Ser enraizada en esa mencionada idea de que Somos Uno con la Conciencia Una, o que somos el mundo o la Unidad Fundamental, idea bellamente desarrollada hoy en día por el físico teórico Amit Goswami como paradigma integrador y revolucionario en el ámbito científico capaz de explicar lo inexplicado y las grandes preguntas aún sin respuesta de la investigación científica. Lo ha dicho Goswami y lo ha dicho Ken Wilber y muchos otros LA CONSCIENCIA ES LA BASE DE LA EXISTENCIA. Tal vez con esta idea como principio filosófico guía del proceso de reconciliación a todos los niveles, desde lo individual a lo social y político como lo colectivo nos sea mucho más factiblerealizar una reconciliación total, no solo del yo hacia afuera, o de labios para afuera sino radical, del yo hacia adentro abarcando la totalidad del Ser, lo que significa abarcar la totalidad del horizonte y no la salvación personal.
Reconciliar es volver a conciliar, es decir conciliar lo que ahora no está conciliado pero que lo estuvo. Es bien conocida y repetida aquella condición divina de los seres humanos, pero es claro que muchos de nosotros no nos acercamos a ella y más bien estamos muy lejos, expresión de ello son nuestros continuos conflictos psicológicos y a nivel externo los conflictos violentos. La reconciliación es la realización de esta idea como comprensión irrenunciable de nuestra naturaleza original y final.
Juan Gui.
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