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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

domingo, 8 de febrero de 2009

UN TEÓSOFO NOTABLE: L. FRANK BAUM



por John Algeo

Reimpreso de American Theosophist 74 (1986): 270–3.

Lyman Frank Baum (1851-1919) es conocido, sobre todo, como autor del popular libro para niños El Mago de Oz, en el que se basó la película de 1939 protagonizada por Judy Garland. Fue principalmente a través de esa película, que la historia de Baum se convirtió en uno de los más amados y conocidos cuentos de hadas modernos.

Aunque Frank Baum es famoso, ante todo, por este único libro, escribió muchas otras historias para niños; entre ellas, trece libros más sobre Oz, una gran variedad de otros cuentos de hadas, historias cortas y versos y varias series de libros para “chicos y chicas” (publicados bajo diversos pseudónimos). Además, y a causa de la popularidad de El Mago.. desde su publicación en 1900, Baum lo adaptó para la escena, y la obra se convirtió en un musical de mucho éxito en Broadway, inspirando numerosos trabajos similares (como el de Herbert Nenas en Juguetelandia)

En su juventud, cuando vivía en el Estado de Nueva York, Baum escribió, produjo e interpretó una obra, La doncella de Arran, con la que realizó una gira desde Canadá hasta Kansas. No obstante, abandonó la carrera teatral cuando se casó con Maud Gage, ya que la madre de ésta tenía una pobre opinión de la interpretación como forma de vida para un yerno. Después de eso, y por breves intervalos, gestionó la bien engrasada compañía de su familia, se trasladó a Aberdeen, en Dakota del Sur, donde llevó un almacén llamado “Bazar de Baum”, editó un periódico semanal, el Saturday Pioneer, trabajó como reportero para un periódico de Chicago, se convirtió en vendedor ambulante; contribuyó a la fundación de la “Asociación Nacional de Ventanas de Tijera[1]”, y editó una revista comercial, El Escaparate. Más tarde, hizo películas y fue pionero en el uso de efectos especiales para filmes basados en sus historias para niños. El genio de Baum, no obstante, estaba en la narración de historias para niños- al principio para sus propios hijos, que eran cuatro. Era un marido devoto y un padre bien dotado.

Estos hechos de la vida de Baum son ampliamente conocidos. Lo que no es tan sabido, sin embargo, es el interés de Baum en la teosofía. Michael Patrick Hearn, uno de los mejores biógrafos de Baum, ha hecho el más completo y, virtualmente el único, acto de reconocimiento de dicho interés.

Su hijo Frank admitió el interés del autor en la Teosofía, pero informó también de que el Baum de los últimos tiempos no podía aceptar todas sus enseñanzas. Creía firmemente en la reencarnación, tenía fe en la inmortalidad del alma y creía que él y su mujer habían estado juntos en muchas vidas pasadas y volverían a estarlo en futuras reencarnaciones, pero no aceptaba la posibilidad de la trasmigración de las almas de los seres humanos a los animales, o viceversa, como en el Hinduismo. Estaba de acuerdo con la creencia teosófica de que el hombre sobre la Tierra era solo un escalón de una gran escalera que recorría muchos estados de conciencia, muchos universos, hasta un estado final de Iluminación. Creía en el Karma, que cualquier cosa buena o mala que uno hiciera durante su vida retornaría a él como recompensa o castigo en futuras reencarnaciones.. Creía que todos los grandes maestros religiosos habían obtenido su inspiración de la misma fuente, de un Creador común. (72-73).

Aunque, durante algunos años, no se uniera a la Sociedad Teosófica, parece que Baum creyó en los conceptos teosóficos básicos. No está claro cuales fueron las enseñanzas teosóficas que Baum “no podía aceptar”; posiblemente esta reserva significaba solo que Baum no consideraba como teosófica cualquier idea lanzada por los teósofos a titulo individual.- una reserva que la mayoría de nosotros desearía todavía mantener. Se ha reconocido, pues, que Baum creía en las ideas básicas de la Teosofía, aunque esto no haya sido ampliamente dado a la publicidad. Lo que no ha sido hasta ahora bien conocido, sin embargo, es que Baum se convirtió en miembro de la Sociedad Teosófica, así como su mujer, Maud, y su suegra, Matilda Gage.

En las primeras listas de miembros de la Sociedad, hay registros que recogen las solicitudes de admisión como miembros de Lyman F. Baum y la Sra Maud G. Baum, de Chicago, Illinois, el 4 de Septiembre de 1892. Fueron admitidos el mismo día en la Sociedad Teosófica Ramayana, con la recomendación del Dr. W.P. Phelon y de M.M. Phelon. William P.Phelon fue uno de los primeros miembros importantes y uno de los organizadores de la Sección Americana en 1886. Los diplomas definitivos de los Baum (o certificados de su condición de miembros) fueron emitidos por la sede central de la organización el 5 de Diciembre de 1892. La suegra de Baum, Matilda Joslyn Gage, se había unido a la Sociedad siete años antes, cuando vivía en Fayetteville, Nueva York. Su solicitud de entrada y admisión a la Sociedad Teosófica de Rochester datan del 26 de Marzo de 1885; la recomendaron Josephine W.Cables y E.M. Sasseville (1)

Es probable que Baum supiera de la teosofía a través de su suegra, una notable mujer que fue figura activa en el movimiento de los derechos de la mujer y en otras causas sociales a lo largo de su vida. Fue coautora, junto con Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, de la Historia del Sufragio Femenino, en tres volúmenes, y fue uno de los primeros miembros prominentes de la “Asociación Nacional para el Sufragio Femenino” (Wagner, Declaration 2,20)

En vista de su preocupación por la igualdad y los derechos humanos, no fue sorprendente que Matilda Gage fuera atraída por la Teosofía. Ella la apreciaba no solo porque proporcionaba una base filosófica para la igualdad y la acción social, sino también por algunas de sus otras enseñanzas, como la de la reencarnación, que ella explicaría así a uno de sus nietos, residente en Edgeley, Dakota del Norte:

Hay una cosa que deseo que recuerdes antes que nada. Y es que lo que se denomina “muerte” por la gente, no es la muerte. Estás más vivo que nunca después de lo que se denomina muerte. La muerte es solamente un viaje, como irse a otro país. Estás vivo mientras viajas a Aberdeen, del mismo modo que lo estabas mientras permanecías en Edgeley, y es lo mismo con lo que se llama muerte. Después de que la gente se ha ido por un tiempo, vuelve y viven en otro cuerpo, en otra familia, y tienen otro nombre (Citado por Wagner, “Dorothy”, 6).

Frank Baum apoyó a su suegra en su trabajo en favor de los derechos de la mujer, y aprendió mucho de ella, incluso ideas teosóficas. Mientras era editor del Aberdeen Saturday Pioneer, escribió una serie de artículos llamada “Inspiraciones del editor”(2) Antes de que se uniera a la Sociedad, en el primer número del periódico que editaba (25 de Enero de 1890), escribió acerca de la inseguridad que muchos cristianos sentían ante el desafío de otras religiones y sobre la creciente aspiración al conocimiento fuera de la iglesia. Escribió comprensivamente de Buda, Mahoma, Confucio y Cristo, e introdujo a sus lectores en la Teosofía.

Entre las variadas sectas, tan numerosas hoy en América, que encuentran su base fundamental en el ocultismo, las teosóficas se distinguen tanto por su número como por su inteligencia.

La reciente erección de su nuevo templo en la ciudad de Nueva York ha despertado la curiosidad de los más y la incomodidad de los menos. La Teosofía no es una religión, sus seguidores son simplemente “buscadores de la Verdad”. No son para los ignorantes los principios que sostienen, ni para los mundanos en ningún sentido. Enrolados en sus filas están algunos de los más grandes intelectos de ambos mundos, Oriental y Occidental.

La pureza en todas las cosas, incluso hasta el ascetismo, es algo absolutamente necesario para que les sea permitido entrar en las avenidas del conocimiento, y el único aliciente que ofrecen a los neófitos es el privilegio de “buscar la verdad” en su compañía.

Según su propia interpretación, aceptan las enseñanzas de Cristo, Buda y Mahoma, reconociéndoles como Maestros o Mahatmas, verdaderos profetas, cada uno en su generación, y bien versados en los secretos de la naturaleza. Pero la verdad, tan seriamente buscada, no se ha hallado todavía completamente o, si acaso lo ha sido, se conoce solamente por unos pocos privilegiados.

Los teósofos, de hecho, son los insatisfechos del mundo, los que disienten de todos los credos. Deben su origen a los hombres sabios de la India, y son numerosos no solamente en el Lejano Oriente, famoso por su misticismo, sino en Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. Admiten la existencia de Dios -no necesariamente un Dios personal. Para ellos Dios es la Naturaleza y la Naturaleza, Dios.

Hemos mencionado su elevada moralidad: son también pacíficos y no crean problemas, no buscan notoriedad, aunque diariamente su número crece tanto que en América pueden ser contados por miles. Pero, a pesar de esto, si el Cristianismo es la Verdad, como nuestra educación nos ha enseñado a creer, no puede haber amenaza alguna para él en la Teosofía.

Un mes más tarde, en el Saturday Pioneer ( 22 de Febrero de 1890), Baum volvió a escribir acerca de obras de ficción con temas ocultos y místicos Trataba sobre Bulwer Lytton, uno de los escritores favoritos de H. P. Blavatsky, y a quien ella frecuentemente se refería; H. Rider Haggard, especialmente de su novela Ella; y de Mabel Collins, cuyo Idilio del Loto Blanco y Luz en el Sendero eran ya clásicos de la Teosofía.

Unos pocos meses más tarde, en el mismo periódico (5 de Abril de 1890), Baum escribió acerca de mediums y de elementales. La mediumnidad era un tema de intenso interés a finales del siglo diecinueve (como atestigua el hecho de que Olcott y Blavatsky se encontraran en una sesión espiritista). La explicación de Baum de los fenómenos mediumnicos, aunque quizá procede parcialmente de su propia interpretación, debe mucho a Blavatsky. Ella atribuía muchas de las aparentes maravillas en la sala donde se llevaba a cabo la sesión a las actividades de seres elementales atraídos por el médium. La interpretación de Baum del fenómeno de la mediumnidad ciertamente deriva, directa o indirectamente, de HPB.

Los anteriores artículos muestran que, mientras que era editor del Aberdeen Saturday Pioneer, Baum tenía un interés considerable en la Teosofía, el ocultismo y los temas relacionados- un interés sobre el que no era reacio a escribir. Sin embargo, y a pesar de este agudo interés, no se unió a la Sociedad Teosófica en 1890.

Fue dos años después de escribir estas piezas en el Saturday Pioneer cuando se unió realmente, y después, por un tiempo considerable, mantendría sus intereses teosóficos. Su sobrina, Matilda Jewell Gage, que aún vive en Aberdeen, Dakota del Sur, visitó a los Baum después de que ellos se mudaran desde Chicago a San Diego, California. Ella recuerda que su famoso tío y su abuela, estaban interesados ambos en la Teosofía y en la literatura teosófica.(3)

Una evidencia adicional de la implicación de Baum con la Teosofía se encuentra en sus libros para niños, especialmente en El Mago de Oz. Aunque los lectores no han buscado sus cuentos de hadas por su contenido teosófico, es significativo que Baum se convirtiera en un famoso escritor de libros para niños después de que hubiera entrado en contacto con la Teosofía. Las ideas teosóficas impregnan su trabajo y le proveen de inspiración. Por supuesto, El Mago... puede ser contemplado como una alegoría teosófica, penetrada de ideas teosóficas desde el principio hasta el final. La historia llegó a Baum como una inspiración, y él la aceptó con un cierto miedo, como un don recibido de fuera o, quizá, de lo más profundo de sí mismo.

Frank Baum fue uno de los más notables, aunque desconocidos, teósofos del cambio de siglo y fue nuestro primer y quizá más grande escritor teósofo para niños.


Notas

  1. Esta información fue amablemente proporcionada por Grace F. Knoche y Kirby Van Mater, de la Sociedad Teosófica con sede en Pasadena, California. La inscripción como miembros de los Baum está registrada en el Registro 1, página 561, y la de Matilda Gage en el mismo Registro, página 49.
  2. Por el acceso al periódico de Baum, estoy en deuda con la amabilidad de Janus Olsen y Dolores Campton de la Biblioteca Pública Alexander Mitchell, Aberdeen, SD, y de Barbara Rystrom de la Biblioteca de la Universidad de Georgia.
  3. Esta información proviene de una entrevista personal con Miss Gage llevada a cabo en Enero de1985 in Aberdeen.

Referencias

  • Baum, Frank, ed. The Aberdeen Saturday Pioneer, Aberdeen, SD, Jan. 25, 1890--Mar. 21, 1891.
  • Hearn, Michael Patrick, ed. The Annotated Wizard of Oz. New York: Clarkson N. Potter, 1973.
  • Wagner, Sally Roesch. The Declaration of Rights of Women: 1876. Aberdeen, SD: Aberdeen Area Chapter of NOW, 1975.
  • ———. “Dorothy Gage and Dorothy Gale.” Baum Bugle 28.2 (Autumn 1984): 4-6.

[1] Ventanas que se cerraban de arriba abajo (N. del T.)


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