DECLARACIÓN
La Sociedad Teosófica fue fundada en 1875, en una época en que aún había esclavitud en muchas partes del mundo; donde la invasión de un país por otro era considerada normal; además había un notable odio religioso y una lucha violenta del materialismo contra las religiones; mujeres, jóvenes y niños eran relegados a un segundo plano; había un tratamiento discriminatorio entre razas y etnias, dentro de otras barreras y preconceptos arraigados. En aquella época el mundo no tenía automóviles, aviones, teléfonos, energía eléctrica, informática, internet, radio, televisión, como tampoco no existía la Organización de las Naciones Unidas.
En aquel contexto histórico, la Sociedad Teosófica proclama que:
Para ser librepensador, no se precisa ser materialista; que la Sabiduría Divina – o Teosofía – no es propiedad de ninguna persona, religión o institución, y que hay una inteligencia que gobierna al Universo, a partir de sus leyes; que “no hay religión más elevada que a verdad”, la cual debe ser investigada por cada uno de nosotros; que la Fraternidad Humana es fundamental para la construcción de un mundo de paz, de solidaridad, y que al estar basada en el reconocimiento de la Unidad de la Vida, debe abarcar a todas las criaturas, de todos los reinos; que las religiones no deben luchar unas contra otras, y en la percepción de la profundidad de sus enseñanzas esenciales, reconocer que parten de un mismo núcleo común; que es necesario estudiar las leyes de la naturaleza y los poderes latentes en el hombre, a fin de vivir en armonía con ellas.
Examinando la Sociedad Humana actual, pasados 134 años, es visible que la Sociedad Teosófica fue una pionera en valorar la cultura oriental y acercar oriente a occidente, y que sus propuestas fundamentales, sustentadas desde su fundación, fueron acogidas total o parcialmente.
Hoy la Sociedad Humana reconoce que no debe haber guerras religiosas; que todas las religiones se deben respetar; que la fraternidad entre los seres humanos debe estar presente, hasta como una necesidad para la supervivencia de la especie humana; que hombres, mujeres y niños son igualmente importantes y que deben ser respetados; que la ciencia, filosofía y religión se pueden encontrar en el pensamiento de vanguardia; que es posible ser libre pensador sin ser necesariamente materialista; que existen grandes seres espirituales en las diferentes religiones; que las guerras son abominables y precisan ser barridas de la faz de la Tierra, así como también las fábricas de armas, principalmente las nucleares; que el planeta está siendo destruido por la falta de respeto hacia la naturaleza y que nuestra supervivencia depende de la conciencia ecológica de todos.
Es evidente que la existencia de la Sociedad Teosófica ha sido altamente victoriosa. Algunos principios básicos, que fueron proclamados por ella, hoy son ampliamente aceptados en la Sociedad Humana.
Cabe, entonces, ver cuál es el trabajo de la Sociedad Teosófica en el siglo XXI.
La Sociedad Humana del siglo XXI es, en su mayoría, esclava del consumismo, de las diversiones y de la propaganda; hay una brutal competitividad entre las personas, instituciones y empresas, con la explotación del hombre por el hombre; el fanatismo y el fundamentalismo todavía se encuentran presentes en muchos movimientos llamados religiosos; hay un profundo sufrimiento en la Humanidad, como consecuencia de la ignorancia de los hechos básicos de la propia vida; el egoísmo está aún profundamente arraigado en el hombre moderno, lo mismo que la violencia, que bajo diferentes formas, está presente en casi todas partes del mundo.
La Sociedad Teosófica todavía tiene un gran trabajo para hacer, en el sentido de mostrar al hombre moderno que el camino de la espiritualidad, no es teórico o intelectual, sino más vivencial, es el medio para mitigar el sufrimiento que proviene de la ignorancia humana, considerando aún lo siguiente:
- No se puede transformar al mundo, sin transformarnos a nosotros mismos.
- La Teosofía, como sabiduría, es inseparable del autoconocimiento. No podemos crear las condiciones para que la sabiduría se manifieste en nuestras vidas, sin conocernos a nosotros mismos. La Auto-observación es la herramienta básica del autoconocimiento para permitir que la Teosofía sea una realidad viva en nuestras vidas.
- El estudio de la literatura teosófica nos da explicaciones muy satisfactorias sobre la vida y el Universo, ampliando nuestros horizontes. Pero el mero estudio intelectual no tiene el poder de transformar al hombre, para que viva de una manera más elevada y noble, con relaciones sin conflictos, más armónicas y enriquecedoras. De ahí la necesidad de encontrar la sabiduría dentro de nosotros mismos, lo que solamente es posible con la auto percepción, para que la Teosofía sea una realidad transformadora.
- Precisamos hacer un trabajo público intenso, no con el objetivo de convertir a las personas a un patrón de pensamiento, pero si para impregnar la mente colectiva y para que las puertas de la Sociedad Teosófica estén abiertas para aquellos, que a través de ella, deseen trabajar por la humanidad. La difusión de la Teosofía se debe dar con respeto hacia el otro y adaptándola a sus condiciones.
- Debemos realizar reuniones específicas para miembros, con el objetivo de profundizar en los estudios, dando énfasis a la acción de oír, en la comunión que puede haber cuando los miembros están con la mente vacía de prejuicios, investigando juntos sobre la Verdad.
- Precisamos realizar no solamente conferencias, sino también fórums, seminarios, talleres, tertulias, cursos, vivencias y otras formas de reuniones que estimulen el intercambio de ideas y principalmente el cuestionamiento y la investigación.
- Es necesario que utilicemos los recursos tecnológicos disponibles, como la televisión, internet, reuniones en line vía Skype, prensa, publicaciones escritas en revistas, etc., tanto para el trabajo dirigido al público, como para estrechar el contacto directo y transparente entre los miembros de las diversas religiones y países.
- La Sociedad Teosófica no debe ser escenario de disputas políticas. El acceso a los cargos de dirección se debe dar de manera natural y espontánea, sin codicia, y su ejercicio debe desarrollarse de manera impersonal e integradora, sin prejuicios o muestras de autoridad espiritual.
- El principio de la fraternidad nos lleva a trabajar en la Sociedad Teosófica, con aquellos que estén dispuestos a actuar en favor de la Causa de la Humanidad, sin ningún tipo de distinción o prejuicio, inclusive y principalmente los de naturaleza personal.
- La utilización de la comunicación electrónica se debe hacer con cuidado y responsabilidad, para no propagar informaciones que creen vibraciones de desarmonía, incompatibles con la serenidad que debe existir en nuestra Sociedad.
- Precisamos estar atentos al estudio meramente teórico, al apego de las creencias, al emocionalismo y la vanidad intelectual, que son factores disgregantes, que deben ser percibidos por nosotros y cuidadosamente apartados.
- La Sociedad Teosófica en el siglo XXI es lo que nosotros somos. Su mayor o menor éxito depende del grado de sabiduría y de inegoísmo de sus miembros. La responsabilidad de legar a las futuras generaciones un cuerpo vivo, ágil e iluminador de la conciencia humana, depende de cada uno de nosotros.
- Necesitamos despertar en los jóvenes el interés por la causa, a partir de la belleza en las enseñanzas y de la felicidad que pueden ellas proporcionar. Estimularlos a que se reúnan, creando ambientes en los que se sientan bien, y que se desenvuelvan a través del trabajo para el prójimo.
- A través de la OTS se puede incrementar el trabajo en centros comunitarios, gremios, barrios, llevando las enseñanzas a aquellos que no pueden ir a la Sociedad Teosófica, como también trabajar directamente con temas como la ecología y las artes.
-La Sociedad Teosófica tuvo el privilegio de contar con líderes extraordinarios como Blavatsky, Olcott, Annie Besant, Leadbeater, Jinarajadasa, Sri Ram, John Coats, Taimni, Radha Burnier, entre otros. Destacamos que nuestra actual Presidente Internacional ha dirigido el trabajo teosófico durante las últimas décadas, preservando la unidad e impregnándola de una fuerte espiritualidad. En el momento actual reposa sobre cada uno de los miembros la calidad del trabajo y del despertar de la sabiduría, no permitiendo que ninguna creencia la aparte de la vitalidad, que solo la Verdad viva puede dar.
Nosotros, miembros de la Sociedad Teosófica debemos, humildemente, cumplir nuestra parte en esta tarea de trabajar por la elevación de la conciencia de la Humanidad, con una postura abarcante, sin sectarismos, de manera profundamente espiritual, amorosa y compasiva.
Este documento refleja la síntesis del contenido de los temas tratados en el 1er. Seminario Luso Hispánico de Teosofía, habiendo participado directamente en su redacción los siguientes hermanos
Lilly Pastore (Argentina)
María Luisa Cabrera Pardilla (Bolivia)
Marcos Luís Borges de Resende (Brasil)
Julia Ballesteros (Colombia)
Gaspar Torres (Cuba)
Fátima Campos Cárdenas (Ecuador)
Miguel Martínez de Paz (España)
Érica Geordiades (Grecia)
María Luisa Salazar (Guatemala)
Lissette Arroyo (México)
Mario Rizzo (Nicaragua)
Ana María Cáceres (Paraguay)
Julio Pomar (Perú)
Ema María de Souza Leal (Uruguay)