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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

viernes, 26 de diciembre de 2008

El Descubrimiento Revolucionario de la Teosofía


EL DESCUBRIMIENTO REVOLUCIONARIO
DE LA TEOSOFÍA

GEOFFREY HODSON
Theosophy in New Zealand, Sept. 1980.

Si podemos descubrir cómo ser felices como Miembros de la Sociedad Teosófica, sabremos ser felices en todas las faces de nuestra vida. El valor de la Teosofía puede juzgarlo el mundo por la vida, el carácter, las maneras de los teósofos. La jovialidad inteligente produce una radiación natural de simpatía. El Teósofo ideal debiera ser un individuo internamente feliz, para quien el hecho mismo de existir es una inspiración y un gozo, para quien la belleza de la naturaleza y la camaradería de los hombres son una fuente infalible de felicidad.
El descubrimiento interno de la Teosofía puede traer consigo una gran felicidad para miembros que pueden haber pasado por dificultades tales como oscuridad espiritual, la angustia mental, la desilusión, la búsqueda infructuosa de la verdad, y las adversidades kármicas. Este descubrimiento que soluciona los problemas del vivir, puede en consecuencia ser un maravilloso aliento.
Generalmente puede ser un re-descubrimiento y a la vez como un estallido solar interno, después del cual comienzan a perder su poder opresivo las adversidades kármicas y a disiparse las nubes espirituales y mentales. Ese primer re-descubrimiento de la Teosofía puede ser para muchos una experiencia inolvidable. Después de él podrá venir una prolongada fiesta intelectual y espiritual. Los principios básicos iluminan el intelecto y resuelven lógicamente problemas hasta entonces insolubles. La desesperanza se desvanece al nacer la esperanza, y el sentimiento de caos es reemplazado por el descubrimiento del orden.
Enseñanzas ocultas revelan las maravillas de la Naturaleza visible e invisible. El futuro se abre con todas sus infinitas posibilidades. Se realiza el poder interno para triunfar. El vivir con un propósito reemplaza el mero flotar. Se restaura la dignidad. Se siente el despertar espiritual. Comienzan a gozarse las experiencias espirituales. Nuevas facultades del corazón y de la mente germinan y se expresan. El cerebro muestra signos de nueva vida intelectual y más capacidad. Se descubre la realidad de los Maestros de Sabiduría, y uno dedica su vida a Ellos y a hollar el Sendero que conduce hasta sus pies.
De todos estos modos el re-descubrimiento de la Teosofía puede producir una revolución en nuestra vida. El individuo toma la irrevocable decisión de unirse a las filas de los que aman al mundo y le sirven. Afortunados aquellos que a lo largo de todos los años siguientes conservan y transmiten a otros la felicidad interna y el entusiasmo de los primeros días teosóficos. Desdichados aquellos para quienes esa primera experiencia de gratitud, de asombro, de deleite y re-descubrimiento, esa determinación interna de coronar las alturas, se extingue y desaparece.
Esto último puede ocurrirle a cualquiera, especialmente cuando experimenta los golpes del karma adverso; pues algunas veces el Ángel del Dolor arroja su magia sobre nosotros para que nos volvamos más prudentes, más humildes y más compasivos. Desgraciadamente algunos pierden entonces el interés y renuncian. Sin embargo, muchos mantienen su afiliación a la Sociedad Teosófica y continúan exaltados por el re-descubrimiento de la Teosofía, viendo crecer firmemente su entusiasmo y gratitud a medida que pasan los años.
Semejantes afortunados han encontrado en la Teosofía una fuente inagotable de inspiración y gozo. Han entrado a una fraternidad mundial, gozan de libertad absoluta para opinar y pensar, y han descubierto completa seguridad espiritual, aquella Roca de las Edades que es la verdad eterna, y han cimentado sobre ella su morada mental y espiritual.
¿No es ésta la fuente de la felicidad interna de los Miembros de la Sociedad Teosófica? ¿Cómo puede conservarse esta felicidad, y recuperarla cuando se pierde, y compartirla con todos? La respuesta a estos interrogantes está tal vez en el aforismo “feliz el hombre que ha encontrado su tarea, su Dharma”, la cual para el Teósofo es “popularizar el conocimiento de la Teosofía” y de este modo iluminar las mentes y las vidas de otros con la Antigua Sabiduría. Practicarla y compartirla son las salvaguardias que provee el conocimiento de la Teosofía contra todos los peligros.
El mundo está pasando una gran crisis y transmontando un gran peligro: el de la esclavitud al mal. Pero otros graves peligroso lo amenazan. Veamos algunos de ellos y observemos las oportunidades que ofrecen al trabajador teosófico.
En el campo de la ciencia, existen peligros porque el hombre está éticamente impreparado para usar bien sus conocimientos adicionales, debido a que la moral va retrasada con relación al progreso científico. La única salvaguardia es la Teosofía con sus enseñanzas de la Divinidad moradora en todo cuanto existe y el carácter sacrosanto de la vida; la Unidad, y por tanto la fraternidad del hombre, y la perfección como meta por la cual deben regirse todos los propósitos espirituales.
En el campo de la educación tenemos los peligros del aturdimiento, la memorización, los castigos corporales, la masificación, el materialismo, el cinismo, el egoísmo y la complacencia de sí mismo. Las salvaguardias incluyen el conocimiento teosófico del alma inmortal evolucionante, la singularidad del hombre, su meta de perfección, el servicio a Dios y a todas sus criaturas, la educación como una vocación elevada, el reconocimiento de la juventud actual como la constructora de la civilización del mañana, y de sus mentores como los que han de prepararlos para hacer de la vida cívica la más grande de todas las carreras; el desarrollo global del carácter humano y no sólo de los aspectos mentales y físicos, y la suprema importancia de una educación Teosófica iluminadora y bien motivada.
En el campo de la política los peligros incluyen el abuso de poder, la corrupción y los intereses clasistas de preferencia al bienestar nacional. Las salvaguardias consisten en reconocer la fraternidad humana, el verdadero idealismo en el cumplimiento de los cargos públicos; escuelas y universidades donde se entrenen hombres y mujeres para el servicio cívico; enseñar a los niños y adolescentes a ver en la vida cívica la más grande de todas las carreras para contribuir al bienestar humano en lo nacional y en lo internacional.
En el campo de la religión, los peligros incluyen la desunión entre las distintas fées mundiales, y, dentro de las religiones ortodoxas, el formalismo, la casta sacerdotal, y la dependencia en observancias externas únicamente. Las salvaguardias son: unidad en religión; un Parlamento de Religiones Mundiales dedicado a la iluminación y salvación individual con reducción del temor, y una interpretación filosófica y mística de las Escrituras de todas las Religiones.
Tales son ciertos campos maravillosos que están listos para ser administrados Teosóficamente, y que urgentemente necesitan ese tipo de administración y guía.

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