De nuevo tu memoria, brillando esplendorosa,
Derrama sus efluvios de amor y de virtud;
Surgiendo, en este día, cual perfumada rosa,
Cual triunfadoras alas de ingente mariposa,
Del más profundo seno de nuestra gratitud.
¡Más siempre tu memoria, memoria bendecida,
Guardamos cual presea de nuestro corazón;
Pues tú nos enseñaste la fuerza de la Vida,
La fuerza redentora del alma dolorida,
La fuerza omnipotente de la inmortal Legion!
Plan y Dorga M.S. T. 1911 Revista Sophia
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