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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

viernes, 15 de mayo de 2009

LAS NACIONES UNIDAS Y LA TEOSOFÍA

Por Milton Thornton
Revista Evolución. Año XV, Marzo 1949 Nro. 10. Argentina.

El general George C. Marshall, Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, en discurso pronunciado recientemente en la Universidad de Carolina del Norte, daba a conocer algunos de los factores que hacen difícil a la nación norteamericana llevar a cabo una política exterior basada en lo que él denominó “una perspectiva amplia del futuro”. Dijo el Secretario de Estado: “Nosotros los norteamericanos nos inclinamos a ser extremistas, ardorosos y fríos, fluctuando algunas veces entre el partidarismo vigoroso y la indiferencia más completa acerca de la misma situación”. Este estado de cosas, según la opinión del general Marshall, se debe al hecho de que el pueblo norteamericano e haya sujeto algunas veces a reacciones emocionales, las cuales, según hizo notar, “pueden ser muy peligrosas en asuntos relacionados con las cuestiones internacionales”. Al hacer esta prevención, dijo: “Debemos también tomar en consideración el hecho de que es difícil despertar el interés y asegurar la acción política necesaria a menos que se haya desarrollado primero un interés emocional”.
Esta exposición de parte de uno de los personajes sobresalientes en la política de Estados Unidos, claramente indica el poder de la opinión pública, especialmente en los países democráticos, en la obra de modelar la política gubernativa y determinar el curso que la nación ha de seguir en sus relaciones internacionales. También revela el caos y la indecisión reinantes como resultado de la necesidad que tiene el hombre de una meta hacia la cual dirigirse o de una visión comprensiva del proceso evolucionario, como la que ofrece la Teosofía para guiarlo e inspirarlo. Finalmente, para todos aquellos que laboran en la obra que Francis Bacon llamó “el alivio de las cargas del hombre”, es un recordatorio de la importancia de la opinión pública bien y honradamente informada.
Pues en nuestros días, a pesar de los eficaces medios de comunicación modernos que permiten la difusión instantánea de noticias en todo el mundo, la mayor parte de las gentes permanecen en la oscuridad y no ven tendencia o propósito alguno subyacentes en las noticias o eventos que a diario les presentan los periódicos, las radiodifusiones o los noticieros cinematográficos. Y esto no causa sorpresa del todo, puesto que la prensa, la radio y el cinema, principales agentes modeladores de la opinión pública, por lo general no se preocupan en lo que debiera llamarse “la educación de los adultos”. Nos dan a conocer las últimas sensaciones, porque su objetivo es divertir antes que educar o informar, (y esto es aplicable tanto a los diarios populares como a la radio y al cine). Sencillamente, exhiben las noticias como reflejadas por un espejo; no intentan la interpretación de los fugaces panoramas que nos muestran.
En las poblaciones pequeñas la chismografía es de uso corriente y cada cual sabe los asuntos de los demás. Las varias invenciones modernas para la transmisión rápida de las noticias han hecho de nuestro mundo una sola comunidad, una sola unidad, y de la chismografía lugareña hemos pasado a la chismografía mundial. En lo que respecta a las cuestiones fundamentales que el hombre confronta, raras veces tienen algo que valga la pena ofrecer. Así pues, a pesar de estas invenciones y de la extensión de la educación pública, el hombre permanece en la oscuridad, ignorante de su propia naturaleza esencial o del propósito de la vida, ignorante del pasado enorme que ha recorrido y del gran destino que le espera. Y no es menos su ignorancia en lo que respecta a sus relaciones con sus semejantes.
Mucho es lo que nosotros los teósofos hemos recibido a este respecto; tanto, que estas ideas nos son familiares al extremo de considerarlas como cosas corrientes, tal vez sin detenernos a pensar un momento en que ello es un privilegio y una bendición para nosotros. Las palabras que el Maestro nos dirige por medio de Krishnamurti, en el librito “A los Pies del Maestro”, no pueden ser más claras y enfáticas; dicen así: “En todo el mundo hay solamente dos clases de individuos –los que saben y los que no saben; y este conocimiento es lo único que importa. La religión que el hombre tenga o la raza de que provenga, no son cosas importantes; lo importante es este conocimiento, el conocimiento del Plan de Dios para los hombres, pues Dios tiene un Plan, y ese plan es la evolución”.
Lo que el mundo necesita sobre todo es la visión comprensiva y de largo alcance que la Teosofía ofrece. Un ejemplo puede contribuir a ilustrar este punto.
A semejanza de la mayor parte de los idealistas, los teósofos hacen en la actualidad todo cuanto está en su poder en apoyo de las Naciones Unidas. El éxito de este empeño de mantener la paz y mejorar las condiciones de vida en todo el mundo depende de la cooperación efectiva de los Estados que integran dicho Organismo, es decir, de los hombres y mujeres sin distinción de raza o color. A pesar de las condiciones inciertas que existen hoy en el mundo, probablemente hay más indiferencia y pesimismo acerca de las Naciones Unidas que entusiasmo y determinación para lograr su éxito. ¿Por qué? Porque las gentes no tienen visión ni ideal alguno acerca de la fraternidad humana.
Hay en nuestros días una perspectiva universal y una conciencia global que crecen a diario; hay una especie de “hambre de totalidad”; y todo lo que se necesita para lograr la cooperación decidida de millones de gentes que sienten la urgencia de unidad, es visión. Una vez que se les dé esa visión, no tendrán límite lo que los hombres y mujeres de buena voluntad puedan llevar a cabo. Por otra parte, no debe olvidarse que se ha dicho que en donde no hay visión los pueblos perecen.
¿A dónde hallarán los hombres la visión que necesitan sino en la Teosofía? Así pues, nuestras responsabilidad y las oportunidades que se nos ofrecen para cooperar en la obra de las Naciones Unidas y en el auxilio a la humanidad, son en verdad enormes.
Extraido de The Theosophist, Nov. 1948.

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