John Algeo, ´The Theosophist´, junio de 2003
¿Cuál es la conexión entre Teosofía, arte, educación, literatura y activismo? Esta pregunta surgió por el tema de la Convención de Jóvenes en Adyar de 2002: “Expresando las Enseñanzas Teosóficas en los Campos del Arte, Educación, Literatura y Activismo”. A primera vista, estas cinco cosas parecen estar completamente separadas, con poca conexión entre ellas. Pero uno de los principios de la Teosofía es que ninguna cosa está separada de otra, sino que todas las cosas están conectadas entre sí. Por consiguiente consideremos qué conexiones hay entre Teosofía, arte, educación, literatura y activismo.
La Teosofía es, ciertamente, sólo la forma moderna de una Sabiduría antigua y perenne. Es una Sabiduría Perenne que ha sido expresada en varias formas por culturas particulares en todo el mundo. Cada una de las expresiones temporales de esta Sabiduría perenne tiene su propio foco y mensaje, y estamos bien advertidos de que debemos poner atención a todas ellas. Ciertamente, esto es lo que dice el segundo Objeto de la Sociedad Teosófica: Fomentar el estudio comparativo de religiones, filosofías y ciencias todas ellas expresiones parciales de la Sabiduría.
¿Pero acerca de arte, educación, literatura y activismo, qué? ¿Cómo están conectados con la Sabiduría de la Teosofía? Tal vez puede ser útil ver qué dijo acerca de este asunto uno de los grandes maestros en una tradición que poco estudiamos. Ver cualquier asunto desde un nuevo punto de vista, puede ser útil. Tomemos el punto de vista de la Sabiduría Eterna como fue expresada hace 2.500 años en China por el Maestro Kung, a quien conocemos como Confucio. Él tuvo que ver especialmente con cuatro de estas materias: arte, educación, literatura y activismo.
Uno de los libros básicos en la tradición de Confucio es La Gran Enseñanza, uno de los Cuatro Libros de la doctrina de Confucio, recomendado para estudio antes de cualquiera de los otros. Es un libro muy corto que consiste de siete versos, del cual dice la tradición que fue escrito o editado por Confucio en base al capítulo cuarenta y dos del Libro de Ritos (Li Chi), con diez capítulos adicionales del filósofo Tsang.
La Gran Enseñanza tiene que ver principalmente con la conexión entre educación y activismo. Allí se hace la pregunta, “¿Qué podemos hacer para producir paz y orden en el mundo?” Ésta es una pregunta acerca de activismo. Y el libro presenta una cadena de conexiones que consisten en siete eslabones que conducen a la paz y el orden en el mundo. Allí se nos dice que debiéramos comenzar por investigar las cosas, pues el hacerlo conduce a una cadena de consecuencias:
1. Cuando se investigan las cosas, el conocimiento se amplía.
2. Cuando el conocimiento se amplía, los pensamientos son sinceros.
3. Cuando los pensamientos son sinceros, el corazón se refina.
4. Cuando el corazón se refina, la vida personal se cultiva.
5. Cuando la vida personal se cultiva, la familia se refina.
6. Cuando la familia se refina, el país estará en orden.
7. Cuando los países estén en orden, el mundo estará en paz.
Los tres últimos eslabones en esta cadena tienen que ver con las comunidades: la familia, la nación y el mundo. Pero los primeros cinco eslabones son cosas que los individuos deben hacer dentro de sí mismos y todos son asuntos de educación. Al hacer que el orden social externo dependa del orden personal interno, los seguidores de Confucio están de acuerdo con Madame Blavatsky y con Krishnamurti.
En La Clave de la Teosofía Madame Blavatsky escribió: “Buscar reformas políticas antes de que hayamos efectuado una reforma en la naturaleza humana, es como poner vino nuevo en odres viejos... Ninguna reforma política duradera puede lograrse nunca con los mismos hombres egoístas a la cabeza de los acontecimientos, como en el pasado.” Y Krishnamurti dijo: “Ustedes son el mundo.” De tal manera que para reformar la sociedad y hacer del mundo un mejor lugar, primero debemos reformarnos nosotros. Debemos educarnos, y comenzamos nuestra educación, como el primer eslabón de La Gran Enseñanza nos dice, cuando “investigamos las cosas”. Y éste es también el tercer Objeto de la Sociedad Teosófica: Investigar las leyes inexplicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.
Las enseñanzas del Maestro Kung quedaron registradas en otro pequeño libro llamado Las Analectas. Y la primera enseñanza en ese libro es: “¿Aprender algo y al mismo tiempo practicarlo, no es un placer? Aprender algo es educarse. Pero esto solo no es suficiente; también debemos practicar lo que aprendemos, y eso es activismo. Para ser activistas efectivos, debemos educarnos acerca del mundo y acerca de nosotros mismos debemos investigar las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes latentes dentro de nosotros.
La Sabiduría Perenne de la Teosofía nos dice que la educación y el activismo van juntos. La educación sin práctica activa es pedantería; el activismo sin una razón educada es agitación insensata. Pero cuando se combinan, un activismo educado es una fuerza para la transformación del individuo y del mundo.
¿Pero acerca del arte y de la literatura, qué? A veces pensamos de ellas como incidentales, como escarcha sobre el pastel de la realidad, como un modo de distraernos cuando no tenemos que ganarnos la vida. Pero para el Maestro Kung el arte y la literatura no eran añadidos, meras distracciones para practicar en nuestro tiempo libre. Para él el arte y la literatura eran esenciales para la educación que necesitamos para llegar a ser buenos y efectivos activistas. La educación no es simplemente llenarse de hechos. Es un cambio en nosotros, y el Maestro Kung creía que el arte y la literatura son medios importantes y efectivos para producir la recta clase de cambio en nosotros. Son un medio para el recto cambio porque tienen que ver con encontrar armonía y establecer lo que es recto.
Hay una historia en Las Analectas que ilustra este punto. El Maestro Kung tenía muchos alumnos, y uno de ellos era su propio hijo. Los otros se preguntaban a menudo qué enseñanza especial le daba el Maestro Kung a su hijo. Probablemente pensaban que debía ser muy importante, y querían tener también esa enseñanza. Un día uno de los estudiantes se acercó al hijo del Maestro Kung y le dijo, “Como tu eres el hijo del Maestro debes haber recibido alguna enseñanza especial.” Pero el hijo replicó, “Nunca. Bueno, un día él estaba parado cuando pasé cerca, y me preguntó: ´¿Estás estudiando el Libro de Poesía?´” El Libro de Poesía era uno de los antiguos clásicos Chinos, consistente de literatura. El hijo del Maestro continuó: “Cuando le respondí, ´aún no´, él me dijo, ´si no estudias Poesía, no tendrás nada de que hablar.´” El Maestro Kung pensaba que todo lo digno de decirse debía ser dicho en forma literaria, y esa literatura provee el agente necesario que mantiene a la sociedad unida; de tal manera que si uno no puede hablar acerca de lo que la literatura tiene que decir, uno no tiene nada importante que comunicar. La literatura y especialmente la poesía ensanchan la mente, ayudan a dirigir rectamente nuestros corazones y mentes, y pueden ser un medio por el cual nos cultivamos esto es, nos transformamos.
La misma cosa puede decirse del arte Hoy la gente acostumbra a discutir acerca de qué es más importante, la naturaleza o la formación. Nuestra naturaleza es lo que somos cuando encarnamos en este mundo; nuestra formación es lo que nos afecta durante nuestra encarnación. El arte es una forma de educación, porque el propósito del arte, como los grandes artistas siempre han sabido, es cambiar a los que participan en ella, como creadores o como espectadores.
Lo que hacemos de nosotros es la aplicación del arte a la materia prima de nuestra naturaleza. Cada uno de nosotros es un artista; el material de nuestro arte es nuestro propio carácter; y el arte en el sentido de pintura, escultura, danza, arreglos florales, o cualquier otra actividad estética es una herramienta con la cual podemos producir la obra de arte llamada autotransformación.
Parece que Teosofía, arte, educación, literatura y activismo, lejos de ser cosas desconectadas, están muy estrechamente relacionados. En un sentido son ciertamente la misma cosa. Por la práctica del arte y la literatura, nos educamos para el activismo de la autotransformación, y transformándonos, transformamos el mundo.
Es alentador saber que jóvenes teósofos están considerando estos asuntos, pues en la medida en que tengan éxito en investigar cómo usar el arte y la literatura para llegar a ser mejores activistas en la transformación de ellos mismos, contribuirán en la transformación del mundo y en el establecimiento de la paz. En verdad eso es obtener La Gran Enseñanza.
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