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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

domingo, 7 de junio de 2009

UNA INTERPRETACIÓN TEOSÓFICA DE “HARRY POTTER III”

Pere Bel

La fuente original de una escuela esotérica de magos la encontra mos en el libro de Cristian Rosenkreutz “Las Bodas Químicas”, del año 1616. El autor fue al autor de la Orden teosófica de la Rosa Cruz, y los personajes mitológicos que aparecen en las obras de J.K. Rowling siguen en esa línea. Franz Hartman escribió una obra similar en “Una Aventura en la Mansión de los Adeptos Rosacruces”.

En la primera parte aparece un Banco que expresa correctamente los Registros Kármicos, y los Lipikas o Registradores celestes. También aparece el espejo Astral; el unicornio, símbolo del cuerpo búddhico; el Cancerbero o guardián del umbral, con las pruebas que debe pasar el candidato. Y el encuentro final con el Yo superior y la Piedra Filosofal.

En la segunda parte encontramos el Ave Fénix que representa el símbolo del Yo superior, inmortal e indestructible, que renace de sus propias cenizas tras cada desencarnación, siempre más espléndido y radiante. Y el Basilisco, que es la acumulación final de todos nuestros deseos mundanos contra los que hay que luchar.

En esta tercera parte, H.P. vive en dos mundos opuestos; al principio de la obra está de vacaciones en el hogar de sus tíos, los cuales le detestan. No es su hogar ni su familia natural, sino más bien un mundo de apariencias y de transición, tanto o más irreal que el mundo mágico de Hogwarts.

Harry no soporta más las impertinencias de ese mundo fútil, estancado en las formalidades, y huye sin saber hacia donde. Es recogido por un llamado ‘autobús noctámbulo’, que es algo así como un camino precipitado para cambiar hacia una nueva vida.

Por ese medio llega a la calle mágica y es acogido por el mismísimo Ministro de Magia, el cual adopta el papel de ángel custodio. Allí debe esperar a que termine su tiempo de descanso. Su nueva vida tendrá lugar en el castillo de Hogwarts, con sus cuatro escuelas o puntos cardinales que simbolizan el mundo mágico e ilusorio físico. Para esa nueva vida va a necesitar el equipaje que guarda, símbolo de los futuros siete cuerpos físicos y espirituales que va a necesitar.

La pluma es el jeroglífico de la verdad, el alma espiritual. El búho es símbolo de sabiduría o Boddhi; la varita es la inteligencia, o cuerpo mental superior; los libros, el conocimiento, es el cuerpo mental inferior; la escoba, el cuerpo emocional o astral; y la capa negra es el cuerpo físico.

En el equipaje destaca el libro de adivinación de C. Vablatsky, cuyo nombre es un remedo de H.P. Blavatsky.

El viaje en tren hacia Hogwarts simboliza un nuevo viaje hacia la escuela de la vida. Howgarts es el mundo mágico de los sentidos donde nada es lo que parece ser, en donde pululan fantasmas, monstruos de fábula, seres visibles e invisibles, y es una escuela en donde todo puede ocurrir, para que los seres vivos aprendan a vivir.

H.P. recibe varios talentos, uno es el ‘mapa merodeador’, que es el símbolo de una nueva y poderosa intuición. Luego recibe también una nueva escoba voladora, la mejor, la cual simboliza un cuerpo emocional puro, –cuerpo astral– que permite desarrollar una firme fe que le hace capaz de elevarse para alcanzar rápidamente su objetivo.

El gigante Hagrid, que simboliza la fuerza espiritual de la tierra, actúa de educador, y les muestra cómo dominar a los grandes seres mitológicos, siendo amables y respetuosos con ellos.

El hipogrifo es mitad águila y mitad pegaso, el águila es la montura de Zeus en Grecia y la de Brahma en la India, y el pegaso es la montura de los grandes héroes griegos. Si el caballo es el símbolo de la mente, el Pegaso es el símbolo de la mente superior, y el águila es el símbolo del alma espiritual o Buddhi, el hipogrifo es en conjunto el Cuerpo Causal.

El profesor Lupin les muestra algunos seres elementales de la naturaleza, tipo duendes, que en el orden de desarrollo evolutivo son los inferiores. Les enseña cómo dominar el miedo, con un duende capaz de cambiar de forma y tamaño. Los seres elementales viven en los elementos, tierra, agua, aire, fuego... y todos pueden modificar su tamaño y forma, pero no todos son perniciosos para el ser humano. Recomendamos consultar el “Tratado de ninfas, silfos...” de Paracelso, de 1540, y cualquier otro tratado de los rosacruces, como el de Montfaucon de Villars, siglo XVII, u otros autores más modernos como los teósofos C.W. Leadbeater y Geoffrey Hodson. El mismo Shakespeare escribió sobre ellos.

Los llamados dementores y sus opuestos los patronos, pertenecen al orden de elementales artificiales, porque han sido creados mental y mágicamente por alguien con un determinado propósito; los primeros pertenecen a la magia negra, y los segundos a la magia blanca.

Azkaban es el nivel inferior de la naturaleza etérea, en el cual los seres humanos pueden quedar por un tiempo presos por sí mismos, dentro de sus propios y turbios pensamientos, sin cuerpo físico pero insensatamente apegados a sus deseos mundanos.

Los animagos de H.P., medio humanos y medio animales, son como los que aparecen en Apuleyo o Shakespeare, son personas que se comportan con el carácter de los animales. Y la historia de los amigos del padre de H.P. es el relato de unos aprendices de magia blanca, en el desenvolvimiento de sus dones y cualidades espirituales, que sin embargo fracasan.

El Mago Dumbledore cumple bien su papel de maestro director del desenvolvimiento espiritual de los aspirantes.

El rescate del prisionero de Azkaban por medio de un hipogrifo es simbólicamente la salvación por el espíritu del alma del ser humano, antes de quedar atrapada en los sub-planos interiores del campo astral-etéreo, y es también el momento culminante de esta obra.


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